Los médicos… Los médicos… LOS MÉDICOS!

Ay amigos…. éste es el tema que me hará que resurjan síntomas de mi intestino irritable porque realmente, me altera!

He pasado por muchos médicos… muchos y puedo meterlos a casi todos en el mismo saco.

He encontrado médicos del aparato digestivo que ni me han tocado la barriga y lo que todos tienen en común es que ninguno te mira a la cara para realmente preguntarte que tienes. Incluso alguno me llegó a tocar la barriga como si realmente estuvieran tocando una montaña de excrementos con el asco que la tocaban.

Van detrás de esas pantallas, con sus preguntas de siempre de «que tienes» «cuándo empezó» y luego seguido por el «tómate esto y vete a tu casa, cuando tengamos la prueba, hablamos». Y claro, las pruebas salen bien y más a casa te mandan.

Los médicos no escuchan, van como robots y en algunos casos me pregunto si realmente quieren ser médicos. Entiendo que un médico es una persona con vocación, con ganas de ayudar a la gente a curarse, pero os aseguro, que lo que yo he vivido, no tiene nada que ver con eso.

En una ocasión, tuve unos episodios de dispepsia severa (gases) durante muchos días y se me mezcló con unos vértigos que no me dejaban ni ponerme de pié y decidí que era momento de ir a pedir la baja unos días para intentar recomponerme un poco. Con todo eso, estaba en una situación emocional negativa en la cual necesitaba alejarme un poco del trabajo para poder dedicarme tiempo a mí misma e intentar salir de ese estado.

Mi médico del aparato digestivo, me hizo un informe super extenso, con todo lo que había pasado, con mi historial de más de un año con distintas medicaciones sin ser capaces de encontrar un equilibrio, juntándose el tema de los vértigos y su recomendación de coger la baja.

Con ello, me fui a una doctora de la seguridad social, la cual, después de leerse el informe a medias me dijo » SOLO es intestino irritable, es para siempre, no se cura, así que acostúmbrate»… La quería matar, sentía que quería arrancarle los ojos y lo único que conseguí hacer fuer callarme como una tonta… Solo le desee que tuviera ella la enfermedad para que se comiera sus palabras de «solo es eso» y durante muchos días me hizo preguntarme cómo es posible que haya médicos de cabecera que sean tan insensibles con este tema.

Yo sé porque, por el desconocimiento de la enfermedad y me parece alucinante que un médico no conozca al detalle esta enfermedad cuando es una enfermedad super común y que afecta a muchísima población en todo el mundo.

Yo, investigando por el amigo Google, conseguí mucha más información de la que los médicos de cabecera tienen y me parece que es super triste que tenga que ser así.

Aprovecho para explicar, que los médicos de la mutua, no son mucho mejor. Todos mis va y viene son con médicos de la mutua pero hasta que no me fui a un médico de pago, no he conseguido el trato que creo que merezco. Un trato humano, que te expliquen lo que tienes y que te miren a los ojos y comprendan tu malestar. La mutua, eso sí, sirve para poder hacerte las pruebas médicas con mucha más rapidez que por la seguridad social.

Por suerte, encontré en mi vida el médico que ahora tengo que compensa todos esos malos ratos que pasé. Que se alegra de verme, que me da palmadas en la espalda, me da ánimos e incluso me contesta al mail o al teléfono cuando he tenido alguna crisis. Es triste que tengas que pagar para que eso pase y a veces se me rompe el alma pensando que hay gente que seguro que no pueda ni pagarlo.

¡Que injusto!

Y tu ¿Has tenido suerte con los médicos? Ojalá más que yo!

No quiero tener intestino irritable

¿Es un pensamiento que te pasa a veces por la cabeza? o ¿por qué a mí? o «Quiero curarme ya»…

Lo sé, lo sé… a mí también me pasa… Es una sensación frustrante y en ocasiones te desanima muchísimo.

A veces, me imagino como sería mi vida sin el intestino irritable. A veces me imagino que todo esto ha sido una pesadilla y que en algún momento voy a despertar para que termine todo (ojalá fuera así).

Pero la realidad, amigo, amiga, es que no es así… La realidad es que tienes que vivir con ello quieras o no quieras y la realidad es que este será tu nuevo estilo de vida para el resto de ella…

Que duro es, parece mentira como sin ser una enfermedad mortal, o una enfermedad de esas trágicas, es tan terriblemente condicionante y no te deja vivir tu vida tranquilamente.

Personalmente, he de confesar que hay situaciones en las que aún me hace sentir mal. Estoy en un punto de mi enfermedad ahora mismo en que normalmente está controlada salvo en los ciclos menstruales y hay algunas veces, que los síntomas son tan parecidos a los del principio que me hacen enfurecer, me hacen pensar «no puede ser otra vez». Creo que este sentimiento se produce por el hecho de ver cómo voy bien, hasta que dejo de ir y en ese momento me surgen pensamientos como «otra vez no» o «esto no se va a acabar nunca».

Aquí, entre tú yo, hay momentos en los que siento que no puedo más. Hay momentos en los que me planteo el seguir comiendo bien si igualmente me encuentro mal o me pregunto qué puedo hacer en mi vida para dejar de sentirme mal. Cambiar de trabajo, de vida… son las ideas que me pasan constantemente por la cabeza inconscientemente buscando una solución que no llega.

Además, cómo estuve durante 4 meses del timbo al tambo con los médicos, me hizo convertirme en una auténtica loca de Google. Como los médicos no me encontraban que tenía, pensé que lo encontraría yo por Google y esa incertidumbre me alteró por completo. Ahora, cada vez que me duele un dedo, la cabeza o cualquier otra cosa, pienso en lo peor, pienso que será otra cosa crónica y además, no quiero ir a un médico porque no confío en ellos.

Desde que tengo esta enfermedad presente en mi día a día, he encontrado que el mejor momento del día es cuando me acuesto. En mi caso, si me duermo, todos los dolores desaparecen y parece que el mundo se detuviera justo donde quiero que se detenga, esperando que al día siguiente, todo sea un poquito mejor.

¿Te pasa lo mismo a tí? ¿Estás de acuerdo o no conmigo? Debatamos!

Corre Corre… ¡Que no llego!

¿Esa frase te ha retumbado alguna vez en la cabeza? Si es así, es porque has tenido episodios de diarrea con tu querido intestino irritable.

He estado en ese lugar, en ese lugar en el que se para el mundo y no eres capaz de pensar más allá de encontrar un baño pensando que no llegas o que te lo vas a hacer encima.

Es un tema poco usual, hablar de estas cosas, puede ser. Pero para los que sufrimos esta enfermedad, sabemos que es lo más factible que nos pase en un episodio de crisis.

Me ha pasado en varias ocasiones, además estando en sitios que no he podido hacer mucho. Una vez me pasó en un coche y en un par de ocasiones estando de viaje. Recuerdo estando en Amsterdam, apartando la gente como loca y buscando un Mc Donalds o un Burguer King, no para comer sino para ir al baño corriendo.

A esto se le suma el factor «limpieza de baño público» o el encontrar o no papel. Pero en ese momento, eso no es una preocupación.

Desde hace mucho, siempre llevo conmigo unas toallitas en el bolso en mí día a día y además cuando voy de viaje, le añado un rollo de papel de water. Sí, no tiene mucha clase, pero es muy efectivo!

¿Sabías que existe un carnet para gente con nuestra enfermedad que permite que entres en los establecimientos y te dejen usar el baño? No he profundizado mucho en el tema, pero en algún sitio he leído que existe y tal vez sea buena idea si ese es tu caso.

En foros también he leído gente que se pone pañales para evitar este tipo de cosas. Donde se añade otra preocupación (que es la que me surge a mí) de si esos pañales aguantarían en cualquier situación.

Lo que si he comprobado es que lo mejor que puedo hacer en estos casos es no perder la calma. Respirar profundamente y pensar que eventualmente, encontrarás un lavabo. No perder la calma hace que tu intestino también se tranquilice, créeme. No te voy a decir que hacértelo encima es imposible, pero no sé el caso de cada uno, pero el pensar conscientemente y tomártelo con calma sin perder los nervios, ayuda a que eso no pase.

¿Has tenido episodios así? ¿Cómo los has resuelto? Venga, cuéntame que aquí solo entra gente que ha pasado por lo mismo así que no hay el miedo de que nadie te juzgue.

Las emociones

Hay cosas en nuetra enfermedad que podemos controlar. Hay algunas que las controlamos con medicación y otras las controlamos con alimentación (en la mayoría de los casos y por tiempos variables) pero hay una cosa que para mí, sigue siendo incontrolable. Y esas son mis emociones.

Aquí entra mucho la personalidad de cada uno y lo que a mí me afecta, tal vez a tí no, pero el caso es que las emociones siempre están ahí. Son incontrolables y te juegan malas pasadas.

Hablo de las emociones negativas: miedos, fobias, stress o incluso depresión. Son todas enemigas de nuestro intestino. ¿Te ha pasado alguna vez de encontrarte en una situación, ya sea profesional como personal en la que sientes alguna de estas emociones negativas y automáticamente, tu barriga se hace notar? a mí sí y es el claro ejemplo que las emociones son super importantes en nuestra enfermedad.

Y lo peor del caso es que a lo mejor tu emoción se va, pero lo que le ha provocado a tu intestino se queda ahí por horas/días.

Hay una técnica que a mí personalmente me ha ayudado mucho y es la técnica del Mindfullness. Es una técnica de relajación y de meditación muy útil que te ayuda a controlar estas emociones. No es es un ejercicio automático ni milagroso, pero si que te ayuda en ciertas situaciones a tomarte las cosas de otra manera.

Actualmente, estoy en el punto en que estas técnicas me ayudan pero cuando ya me he dado cuenta que me está afectando. Es decir, tengo que aplicar los ejercicios conscientemente al saber que ya mi barriga se está quejando.

Si tus emociones son muy elevadas, o si sientes episodios de depresión o stress que son los más dominantes, te recomiendo que busques ayuda porque es super importante tener esta parte controlada para que tu intestino también lo esté.

¿Te ha pasado lo mismo que a mí? ¿has tenido más o menos suerte con las emociones? Cuéntame!

La vida social con intestino irritable

Venga, va, estamos sol@s tú yo… Puedes decirlo, está bien que lo digas… El intestino irritable te ha alterado tu vida social de una manera brutal, única y además, te ha afectado emocionalmente ¿verdad?. Entre otras cosas, porque sientes que nadie lo entiende realmente.

Lo sé, porque tal como a tí, a mi me pasa lo mismo… En este punto, hay dos cosas distintas a discutir: Un es la dificultad física que tiene esta enfermedad y la otra, la dificultad que tiene la gente para entender lo que te pasa.

Las dificultades físicas son evidentes, pero eso sí, solo son evidentes para los que las conocemos (y es que un tema va relacionado con el otro). La gente que tiene problemas con las diarreas, es un suplicio. No quieres salir a la calle porque no sabes si vas a tener que salir corriendo al baño, una o mil veces.

Tampoco quieres salir a comer por ahí porque en todos los sitios lo que te ofrecen son frituras, pastas, cosas con salsas (todas deliciosas) pero que tú no puedes comer y la frase «no puedo comer eso» y la frase de la gente que va contigo diciendo «es que no puedes comer nada» se repite una y otra vez. O que te digan «no te pasará nada porque te comas un poquito de esto o de aquello» y te encuentras justificándote por todo lo que comes o dejas de comer delante de todos y cada uno de los que te rodean… es agotador!

He vivido ciertos momentos (que para una persona no enferma le parecerán tontos) pero que a mí me han afectado mucho psicológicamente (hablaremos también de esto en otra entrada). A veces me he empeñado en salir con gente, intentar hacer lo mismo que ellos, pero no puedo. Y termino viendo a todos cómo degustan sus suculentas pizzas o hamburguesas o pastas mientras yo me lo miro pensando «que desgraciada soy, ni eso puedo comer». Es una sensación que me cuesta mucho describir, pero estoy segura que tú, si sufres la enfermedad, sabes perfectamente a lo que me refiero.

Per si somos fríos y realistas… Es comida! SOLO es comida. Deberíamos ser capaces de ser más fuertes que una pedazo de hamburguesa ¿no? jajaja que fácil es escribirlo y que difícil es asimilarlo.

Y claro, todo esto es una cosa, que te pasa a tí y solo a tí, pero luego esta el factor de tu círculo social que aunque en muchas ocasiones te dicen que te apoyan, luego hacen comentarios fuera de lugar que te hieren y te hacen sentir mal. O al menos, eso me ha pasado a mí.

He de confesar que soy bastante sensible con el tema de mi enfermedad y cuando hay alguien que me parece a mí que no me entiende, me afecta profundamente. Escuchar comentarios como «no es para tanto» «come esto que no te va a pasar nada» o «no seas exagerada» me provocan en mi interior un remolino de emociones negativas y además destructivas para mí. También me genera cierta impotencia el hecho que a pesar que ciertas personas de mi círculo saben que estoy enferma, siguen sin entender que no pueda salir a la calle a comer o no respetan la decisión mía de intentar quedarme en casa el mayor tiempo posible para que el miedo a que algo ocurra no se dispare.

Por muy bien que le expliques a alguien tu enfermedad, no lo va a entender, en algún momento hará un comentario que estará fuera de lugar y te hará sentirte fatal.

Si te pasa como a mí, aún lo tienes peor. ¿Por qué? porque más de una vez me he visto obligada a cancelar planes cortos como una comida o planes más largos como un viaje y lo único que soy capaz de pensar es en lo culpable que me siento. Siento que es culpa mía que nadie pueda hacer «x» plan y te sientes un poco un lastre para la gente más cercana a tí.

Me pasa mucho con mi pareja, que tiene que privarse de muchas cosas para estar conmigo y es una de las cosas que llevo peor. Ahí entra un poco la actitud de las personas que tengas cerca y lo que pueden hacer para ayudarte a no sentirte un lastre.

¿Mi recomendación? Habla, cuéntales como te sientes. Expresa tus frustraciones y explica qué pueden hacer para ayudarte. Ciertamente, te sentirás mejor. A lo mejor te pasa como mí, que en una ocasión lo hice con un amigo y no salió como yo quería pero en general es un buen ejercicio, sobretodo para tí mism@ a nivel emocional.

Aprovecho para plantearte una cosa que no sé si te ha pasado a tí, pero a mí me pasó. Y es que cuando aparece esta enfermedad, te das cuenta quienes son tus verdaderos amigos. Hay algunos que te sorprenden para bien y otros para mal, pero al final de todo, tienes que quedarte con la parte importante y es que si alguien te ha fallado en un momento así, es que realmente no merecía tu amistad, así que contra antes esté lejos de tí, mejor.

Y para tí ¿cual es la peor parte social que llevas? ¿Te has encontrado con buenos o malos amigos? Cuéntame!

Somos lo que comemos

O eso dicen…

Una de las cosas que está clara (y si llevas tiempo con esta enfermedad lo habrás comprobado) es que la alimentación juega un papel fundamental en todo esto.

Si que es verdad que hay ciertos alimentos, que a ti te van a caer mal y a mí no, o al revés. Pero está clarísimo que hay algunos que nos van a caer mal a l@s dos.

Quiero hablarte de la dieta FOODMAP de una manera corta y directa. No quiero entrar en detalle de lo que se puede comer y lo que no, porque seguro que lo habrás leído ya o lo harás igualmente.

Solo quiero puntualizar, que la dieta, es super importante. En el momento que eres capaz de seguirla por un tiempo ininterrumpidamente, ves resultados. Te lo aseguro.

En mi caso, lo que más me ayudó fue el alejarme de la harina de trigo. Después de unos test de celiaquía (cosa que no lo soy) descubrí que la harina de trigo me sienta fatal pero no la harina de espelta (a pesar que también tiene gluten)

Y fue el cambio más importante que hice en mi alimentación (de resto comía ya bastante bien) y fue el que creo que realmente cambió mi diferencia.

También me gustaría hablar de ciertos alimentos en concreto. Algunos que me han funcionado super bien para aliviar síntomas y otros que no los quiero ver ni en pintura a pesar que mi dietista insiste en que debo introducirlos en mi alimentación de manera progresiva.

Los lácteos: Aquí es importante que consigas un test de intolerancia a la lactosa. Parece ser que los que desarrollamos esta enfermedad en la vida adulta, podemos también desarrollar con el tiempo intolerancia a la lactosa. ¿eso qué significa? que a pesar que no es mortal para nosotros, sí que juega un papel importante en la aparición de nuestros síntomas.

Yo toda mi vida tomé leche, yogures y soy una apasionada de los quesos, hasta que con tanta prueba, me salió que también soy intolerante a la lactosa. Pues nada, quitemos otra cosa que me gusta de mi vida :(.

Los productos sin lactosa, para sorpresa de muchos, saben igual que con lactosa! el problema es que no hay la variedad y degustación que nos gustaría pero algo es algo.

Yo los he dejado de tomar casi siempre, porque tengo la sensación que al ser grasos igual me sientan mal.

El Jenjibre: El jenjibre es uno de mis aliados en todo este camino. Su función antiinflamatoria me ayuda en momentos puntuales. No nos engañemos. Tampoco hace milagros, o al menos a mí no me los hace. Pero sí me alivia los síntomas de los gases y nauseas. ¿Cómo lo preparo? Pongo en una olla agua y hiervo un trozo de jenjibre (que lo encuentras en cualquier super o verdulería) rallado. Una vez hierve el agua, lo dejo unos 5 minutos hirviendo y lo paro. Le agrego además un limón exprimido para darle un poquito de sabor y espero que se enfríe un poco.

Normalmente preparo de más y me lo guardo en la nevera y cuando lo quiero volver a tomar, solo lo caliento. Ten en cuenta que al ser caliente, también te ayuda a la inflamación.

La Manzanilla: Tengo una relación de amor/odio con ella. ¿por qué? pues porque no me gusta NADA!, pero NADA!. La tomé una vez por desesperación y muy a mi pesar (y no), la sigo tomando porque me ayuda mucho con las nauseas. Recuerda que no deberías echarle azúcar, ya que el azúcar es uno de nuestros enemigos.

Las Legumbres: Lo de las legumbres es un tema delicado. Primero porque me-re-que-te encantan! y eso hace que todo sea más duro. Recuerdo una vez, antes de ser realmente conocedora de la enfermedad, que comí un plato de lentejas que estuve recordándolo durante 3 días! Desde entonces, no he vuelto a comer nada de legumbres. En un punto de mi dieta (llevo 8 meses con la dieta FOODMAP) mi doctora me incitó a comer las lentejas sin piel. Unas lentejas rojas que yo solo he conseguido ver en el Veritas.

Estas lentejas (y hablo de las lentejas porque son mi perdición) a pesar que las digiero bastante bien, tienen un problema. No se parecen a las lentejas! pero es una buena opción si quieres comer la proteína de otra manera.

El Humus es uno de los alimentos que recientemente me han introducido en mi dieta (a base de garbanzo triturado) y por los momentos, no he tenido ninguna pelea con él.

El Kiwi y las Naranjas: Si tu problema va con el estreñimiento, estos dos amiguitos tienen que estar en tu dieta diaria. Es verdad, no es ningún mito: comer 2 kiwis al día en ayuno, son fantásticos para el tránsito intestinal. Igual pasa con las naranjas. De hecho, puedes hasta alternarlos para no cansarte. En el caso de estreñimiento, quiero hacer otra entrada relacionada con los problemas que conlleva y los cuales he vivido.

El Azúcar: Ay amigos… ¿que queréis que os diga? privarme del azúcar es lo que peor llevo. De toda la vida he sido super dulcera y como ya dije en mi presentación, la nocilla es una de mis perdiciones. No solo la nocilla, sino todo lo dulce: bizcochos, helados, chocolate, etc… Tener que eliminar todo eso de mi organismo no ha sido tarea fácil, pero no imposible! porque ver que tiene resultados positivos sobre mi intestino, me motivan para seguir haciéndolo.

En el caso en particular del azúcar, pasa una cosa extraña y es que a pesar que siempre hago las cosas según recomendación médica, he de reconocer que lo del azúcar me lo salto de vez en cuando. Eso sí, solo cuando estoy en «mis días buenos».

Lo que sí he conseguido es un pequeño equilibrio y es que compro tabletas de chocolate bastante negro (85%) que tienen menos azúcar y me como un cuadrito cuando me apetece mucho. Eso alivia mi ansia y además al ser poquita cantidad, mi intestino ni se entera, pero mi cerebro ya se queda tranquilo!.

El azúcar es un tema muy extenso, porque además, dicen que es como una droga, igual de adictivo y yo he comprobado que es verdad porque a los primeros días de no comerlo, solo quieres comerlo a toneladas, pero con el paso de los días, esa sensación desaparece.

¿Y tú? ¿Cuales son los alimentos que te van bien? ¿Cuales no puedes soportar? ¿Qué es lo que más extrañas de no poder comer?

El intestino irritable tal como yo lo entiendo

El intestino irritable es una enfermedad crónica que afecta a un 30% de la población (gran parte de ella en mujeres) y que es un auténtico dolor de cabeza.

El primer problema que tiene esta enfermedad, es el diagnóstico. No existe ninguna prueba que exista para detectarte que lo tienes y a pesar que no es una enfermedad mortal, es una auténtica tortura para mucha gente.

Se diagnostica por descarte, una vez te han hecho de todo, deciden que tienes intestino irritable. El cual tiene un millón de variantes!. Hay ciertos factores que pueden ayudar a enfocar un poco el diagnóstico cómo el análisis de heces que pueden detectar si hay inflamación intestinal, pero nada concreto ni específico.

¿Sabías que si nos cortaran la cabeza, el aparato digestivo seguiría funcionando? ¡dios nos libre, claro! pero el caso de esta frase es para que entiendas la complejidad que tiene el aparato digestivo. No necesitamos del cerebro para que siga funcionando y eso lo hace suuuuper complejo.

En el caso del intestino irritable, años atrás, se entendía como una enfermedad puramente psicológica, que se manifestaban en la barriga una serie de desajustes emocionales, stress, depresión, etc. Es decir, que todo está en la cabeza del paciente y que estamos todos chalaos jeje.

Con la investigación y los años, se ha detectado que, aunque si es una parte importante influyente el tema psicológico, no es el único. En ella también incluye, temas de la alimentación, en el caso de las mujeres las hormonas y los cambios hormonales según el ciclo menstrual y además hay una causa física en el intestino: y es que éste tiene unas microinflamaciones.

Es decir, lo que realmente nos pasa, es que nuestro querido intestino, es más sensible de lo que debería ser. El intestino tiene una capa, como una película o un recubrimiento que es la que se encarga de proteger a nuestro intestino de que las bacterias malas nos hagan daño. En el caso de los que padecemos esta enfermedad, esta película o capa protectora, no la tenemos o al menos, la tenemos mucho más frágil, lo que provoca que entren todas esas bacterias que al reaccionar con las encimas y todas esas cosas que tenemos en el intestino, hacen que tengamos los síntomas que tenemos.

¿cuales son los síntomas? he oído/leido de todo. En mi caso lo que más a predominado siempre ha sido los dolores. Luego se añadieron los gases, las nauseas y los cambios intestinales diarrea/estreñimiento.

Sé de gente que su peor pesadilla es la diarrea, de esas que no puedes dar ni 3 pasos lo que te altera por completo la vida social incluso laboral y sé de gente que es todo lo contrario, el estreñimiento, que lleva a hemorroides y otras complicaciones derivadas de él.

En mi caso, mi verdadera tortura fueron desde el inicio los dolores. Unos dolores en la parte superior de la barriga, encima del obligo, que me hace encogerme y muchas veces no me deja ni ponerme de pie. Me dan unos espasmos en la barriga terribles, como si tuviese un corazón en la barriga o como si tuviese un bebé dándome patadas a la velocidad del rayo.

Después de un año y medio de diagnóstico y tratamiento, sigo en la búsqueda del estado casi perfecto. Los síntomas al menos no son diarios, sino en los cambios de ciclo hormonal pero a día de hoy, mi intestino, no está controlado y sigo luchando para que así sea.

¿Y tú? ¿cuál es tu síntoma que mayor te afecta? Te leo!

Pst, pst, leéme un ratito

¡Hola! primero que nada, me gustaría presentarme. Esto tal vez te ayude a entender un poco que hago aquí y te genere la suficiente confianza para quedarte y leerme un ratito.

Primero que nada, quiero aclarar que este no es un blog ni médico ni científico y la única finalidad que tengo con él es el de ayudar a gente como yo. A aportar información sobre el intestino irritable o al menos, a explicar las cosas en un lenguaje en que todos puedan entenderlo.

Esta idea me surgió en plena crisis de mi enfermedad cuando intentaba buscar información como loca sobre que era y sobretodo saber COMO SE CURABA, porque asimilémoslo, todos creemos que con nuestras búsquedas en Google encontraremos la cura a nuestros problemas y sabremos más que los médicos. Ya!. Y me meto en el saco porque más de una vez he creido saber más que los médicos y que estoy a medio paso de un doctorado en Aparato Digestivo.

El caso, es que siempre encontré el mismo tipo de información: Síntomas, Medicación y poco más. Los mismos conceptos en distintas palabras y creo que esta enfermedad (nuestra querida enfermedad) merece una dedicación especial. Merece hablarle de tú a tú y merece que de la mano de la gente que la sufre, explique sus experiencias, lo que a cada uno le va bien y sobretodo, intente ayudar a la mayor gente posible.

Mi objetivo es, por un lado contar mi historia, mi trayectoria, lo que me hace bien y lo que no y poco a poco, con la ayuda de los lectores, ir aumentando esos conocimientos para que entre todos, nos ayudemos.

Así que te animo a comentar, a compartir para que nos ayudemos entre todos. ¿Te animas?

Este es mi caso, mi intestino irritable, es así:

Soy mujer. Sí. Y a pesar que los géneros en general no son algo que crea relevante, en el caso de esta enfermedad, lo es. Pero no quiero adelantarme.

Durante toda mi vida de adulta (pasados los 25 años) empecé a notar que ya no podía comer lo que quisiera. Atrás tuve que dejar todas las «guarradas» que comía, sobretodo las toneladas de nocilla que comía. No porque me sentaran mal, sino porque se me empezaron a poner las lorcitas ahí donde no me gustaba y fue la razón por la que empecé a cuidarme un poco la alimentación.

Tampoco te voy a engañar. No era la reina de la salud personificada. De vez en cuando me comía un helado, unas patatas fritas, una pizza o una hamburguesa del Mc Donalds, pero era algo esporádico y controlado.

Por otro lado, nunca bebí alcohol (solo coca cola como bebida «venenosa») y jamás he fumado así que mi historial alimenticio o nivel de salud, lo podíamos ubicar en algo bastante normal entre la gente.

Mis primeros síntomas del intestino irritable aparecieron de manera puntual con mis menstruaciones. No todos los meses y de distintas manera. Eso solo lo comprendí años después cuando fui diagnosticada. En esos instantes no era capaz de asociarlo a una enfermedad crónica.

Me daba a veces, no en todos los ciclos, unos dolores punzantes en la parte de arriba de la barriga, por encima del ombligo. Pero como no era todos los meses y solo duraba 2/3 días (los primeros del ciclo). No le di nunca mucha importancia.

En junio del 2017, entré en urgencias por un dolor en la parte inferior de la barriga. Llevaba muchos días con ese dolor que aunque no era insoportable, era lo suficientemente molesto como para hacerme ir al médico porque tenía que viajar.

Nunca me han gustado los médicos (y eso se merece una entrada completa al respecto) pero menos me gusta la idea de estar fuera de viaje con un malestar así que me decidí por entrar en urgencias y salir de eso.

¿Que pasó? que después de las típicas preguntas rutinarias que te hacen en los médicos sin mirarte a la cara (perdón, el recelo que tengo con los médicos, va a salir más de una vez), me hicieron una radiografía y apareció una pequeña piedra justo donde me molestaba. ¡Aja! Amiga, tú lo que tienes es una piedra en el riñón. Cólico nefrítico le llaman… Tómate estas pastillas, haz un seguimiento con el urólogo y vuelve por donde has venido.

¡Bien! Tengo diagnóstico, con una dieta equilibrada, mucha agua y bla, bla,bla, voy a estar como nueva…¡ilusa!

Tengo muchos defectos, pero hay una cosa que soy y es meticulosa y si un médico me dice de hacer algo, lo hago al dedillo. Claro, yo solo quiero sentirme bien, estar bien y vivir la vida tranquila. A nadie le gusta estar enfermo. Así que reajusté un poco mi viaje, lo adapté para el tema de los alimentos y del agua para mis riñoncitos que necesitaban cariño y … me lancé a mi viaje.

Otra cosa no, pero investigar por internet, lo hice desde el primer día y leía que esto de las piedras es algo pasajero, una vez la expulsas, ya estás bien (aunque pueden aparecer más), pero después de 1 mes de tratamiento, yo seguía igual. Bueno, no, igual no. Peor. Se me había metido un dolor constante en la parte superior de la barriga (por encima del ombligo) y ahí se quedó… Por mucho tiempo.

Me hicieron análisis de orina y de sangre y no había rastro de la piedra así que me sugiriendo que fuera a ver a un especialista en el aparato digestivo…

Y aquí empieza mi super aventura de «cariño» hacia los médicos. Como he comentado antes, esto empezó en junio. Por lo que me encontré que tenía que buscar un médico en el mes de agosto, cosa que no es tarea fácil. Da igual que tengas mutua (que es mi caso y la cual también quiero hablar de ello en otra entrada), el caso es que tienes que esperar a ponerte malo después de mediados de septiembre, sinó estás perdido.

11 médicos me visitaron…ONCE! todos ellos especialistas en el aparato digestivo y os podéis imaginar que ninguno nombró si quiera la posible y remota idea del intestino irritable? Eso que afecta a más del 30% de la población!!!??? es increíble. Pero me pasó a mí.

Analíticas de sangre, tac, resonancia magnética digestiva con contraste, gastroscópia… Todo esto me hicieron y como no tenía nada grave como un tumor… debía estar contenta, me decían los médicos.»No tienes nada grave». Si, muy bien, pero me encuentro fatal!

Mi único síntoma inicialmente, eran dolores. Nada de gases, diarrreas, etc. Cosa que creo que despistaba un poco a los señores médicos que estaban muy ocupados escribiendo en su informe lo que yo les decía como para mirarme a la cara (perdón, vuelvo con el recelo).

Me di cuenta que ya nada podía hacer con los médicos del aparato digestivo y después de un tiempo decidí a ver a un médico de pago. De esos médicos viejitos ya que saben mucho después de tantos casos vistos. El médico era un internista y con 30 segundos de charla, me dijo «tienes intestino irritable». ¡BUUUM! ahí lo dejó.

Había escuchado hablar de él, pero de pasada. De digestiones complicadas o de tener que ir al corre corre al baño, pero sin mucha más información.

El médico me aconsejó una dieta blanda, unos antidepresivos y me dijo que en unos días, estaría mejor.

Y fue así… durante unos días estuve mejor, pero nunca estuve bien. Así que decidí investigar un poco por mi cuenta por mi amigo Google y encontré el que hasta ahora es mi médico en Barcelona. El doctor Francisco Javier Santos.

Un médico que está en la cabeza de la investigación de esta enfermedad y el cual, me hizo entender realmente qué es lo que me pasa (que en otra entrada explicaré la enfermedad tal como yo la entiendo).

Desde entonces, hemos hecho mil y un tratamiento, en ensayo y error y durante, muchos, muchos, muchos meses sin mucho resultados.

Sigo en ello, sigo buscando el equilibrio junto con una dietista especializada en esta enfermedad, con meditaciones (mindfullness, que será otra entrada) y aún asimilando, que esto es para siempre. Da igual lo que te digan. En el momento en que empiezas, siempre estarás pendiente de cuándo pueda volver a aparecer.

¿Y tú? ¿cuándo empezaste? cual es tu historia? Como te lo han diagnosticado?